NADIE ENTIENDE MIS PALABRAS QUE NO SE ESCUCHAN

Derivas de un acontecimiento, sentires y divagaciones
 
 

Derivas de un Acontecimiento

Declaración

“Basta mirar y tener los ojos bien abiertos.”
 
Todo va mal, Le Mans.

Puedo ver, puedo recordar.
Puedo decir, puedo declarar.
Puedo sentir el impacto, puedo sentir el vaivén de las olas.

He articulado mi verdad una y otra vez. He manifestado verbalmente mi declaración en cada ocasión que ha sido requerida. He respondido ante quien solicita información. He atendido a dudas. Me he expuesto y descuidado para cumplir con el afán del resto, o, más bien, he contribuido a través del lenguaje para lidiar con la incertidumbre.

Las siguientes palabras tienen como objetivo compartir desde mi experiencia los hechos ocurridos el día 23 de abril del 2023, en donde fui protagonista de un debacle que no puedo olvidar. Las imágenes de tal acontecimiento no dejan de pronunciarse en mi memoria, imágenes insistentes que se manifiestan como relámpagos en el océano. 

Quisiera aclarar que la desesperanza y la profunda pena desglosan el sentir de estas tramas escriturales. En vez de responder desde una declaración como estipula el sistema investigativo judicial, mi decisión es hacerlo mediante un ensayo que recopila desde mi perspectiva, distintos puntos relevantes. Haré público mis recuerdos, mi amor y mi lenguaje, el que transita entre la imagen y la palabra.

 

Isla Mocha

“Entiendes que en cualquier momento puedes ser tú baleada en la espalda.
El único encuentro es este bosque y su verdad.
Acá está la vuelta, esa parte se llama territorio.
Mantengo los ojos abiertos, tomo un poco de aire.
La tierra invisible del viaje es la recuperación.
En esta vuelta llevo a mis fantasmas como una fotografía velada en el tiempo, la intemperie me cobija en su oleaje.”
 
El territorio del viaje, Daniela Catrileo.
Isla Mocha es un paraje ubicado en Lafken Mapu, vinculado a la historia y memoria mapuche. Los mapuche, somos gente de la tierra, y se cree que la vida se acaba en donde comienza el mar. Es por esto que Ngill chenmaiwe, nombre ancestral de la isla, es reconocida como un lugar ligado a la muerte, un lugar de paso de las almas para llegar a la otra vida.
 
 
Isla Mocha fue uno de los tantos territorios en disputa por la ambición colonial. Es un lugar que sufrió la reducción absoluta de su población, de su cultura. Ese despojo se ha mantenido hasta el día de hoy, ya que pese a la cantidad de años que han transcurridos la comunidad mapuche no ha retornado. En mí pesa esa herida. Actualmente habitamos solo un par de personas que reivindicamos nuestro origen. Es por ello que considero que situarse y permanecer aquí es un acto político.
 
 
Pese a haber nacido y crecido en la capital, tengo una conexión inexplicable con Isla Mocha, esa conexión me trajo a vivir aquí. Antes de llegar estuve de paso en Tirúa, comunidad que se encuentra justo en frente a la isla. Esa pausa me permitió conocer al amor más bonito que pude tener en este transitar. Un amor fulminante y genuino. Ese amor se llama Villantu.

Lo Intangible

“Decir que no se sabe, no saber decir, no decir que se sabe, saber sobre el no decir.

…reorganizar el campo del saber en función del no decir (callar).

El silencio constituye su espacio de resistencia ante el poder de los otros.

…no decir pero saber, o decir que no sabe y saber, o decir lo contrario de lo que sabe.”

       Las tretas del débil, Josefina Ludmer



Poema al silencio.

El Cuerpo Mecánico

“Si tu avión se cae
Aunque me disparen
Te quiero”
 
Fin de semana en el cielo, Alex Anwandter.

Un cuerpo industrializado, un aparato a disposición de una acción relacionada con cuerpos orgánicos.
Un cuerpo que enfrenta una falla; desciende y se estrella.
Un cuerpo que traslada cuerpos, los sostiene, los asciende y desciende.
Cuerpos a disposición de otro cuerpo.

Caer, precipitar, desplomar, descender, llevada por un cuerpo, sobre el que no tienes incidencia. Solo queda dejarse llevar hasta el encuentro con la superficie.

Desde que retorné a la isla, luego del accidente, tuve el impulso de enfrentarme al lugar del descenso. Necesitaba observar, comprender, delirar.

Fui espectadora de la disolución absoluta del aparato.
Soy espectadora de la disolución absoluta de mi cuerpo.
 

Me siento igual que la avioneta, destrozada y fragmentada en cientos de pedazos. 
Partes de mí quedaron en el océano, otras llegan a la orilla de la playa, otras han sido recolectadas, otras en el continente a la espera de ser periciadas, a la espera de saber qué ocurrió
.

 

Villantu

“Quiero sentir que te acaricio cuando te escribo:
ahí mi palabra se vuelve tacto: se vuelve sentido: se vuelve algo físico.
Quiero que mi palabra te quede
te sostenga
te lleve
te traiga una palabra marea”.

Vivina Ávila, Dejad al cuerpo descansar.
A Villantu lo conocí siendo vecinos, juntos habitamos el realismo mágico de Lafken Mapu. Compartimos la mirada obsesiva dirigida a Isla Mocha. Fuimos Ngalkas.
 
Tiempo después me mudé al territorio insular, allí me percaté que las ngalkas de la isla se encontraban dirigidas hacia el continente. Por un tiempo fui una ngalka isleña y él una ngalka continental, cada uno observándose frente a frente. Iniciamos una correspondencia utilizando el mar como medio, nos escribíamos cartas y las enviamos dentro de botellas con la ilusión de que las mareas las guiaran al otro lado. Meses más tarde se mudo junto a mí.
 
Nuestra experiencia al vivir en la isla fue hermosa, nos sentíamos bien, la isla nos inspiraba. Fuimos interpelados de tal manera que buscamos formas de abordarla, desde la acción artística, poética, comunitaria y política.
 
Villantu fue una persona que activó mi cuerpo emocional de manera irracional.

Ngalka

“No me atrevo a ver a nadie, no quiero hablar
no me atrevo.
Esta lengua se guarda, amor.
Inventé mi propia isla, mi propio lenguaje, soy una isla vacía.
Vacía de mí, de tí.

Chilco, Daniela Catrileo
Juntos fuimos Ngalkas.
 
Al estar en Tirúa iba a diario a la playa a contemplar la isla, si bien, se podía observar desde cualquier punto, me gustaba llegar a ese límite entre la tierra y el mar, esa acción me hacía sentir más cerca de Isla Mocha. Estando allí mi atención se centró en las Ngalkas, ya que sus tallos y hojas se dirigían hacia la isla. Tal gesto me dio la sensación de que compartíamos una mirada obsesiva en conjunto. Al frecuentar aquel lugar y la mirada de las Ngalkas, empecé a sentirme Ngalka.

Así es como surgió el deseo de despojarme de mi cuerpo humano para transitar a Ngalka.
 
Juntos somos Ngalkas.
Guardaremos para nosotros el lenguaje de las ngalkas.

A veces vuelvo a caer

“El cuerpo se acuerda
de la mirada.
El instante justo del impacto
sigue doliendo en la memoria.
A veces vuelves a caer, aunque no caigas.”
 
Kewakafe, Roxana Miranda Rupailaf.

El cuerpo no deja de doler.
El cuerpo no deja de caer.
El cuerpo no deja de resistir al oleaje.
Al estrellarse la aeronave en el mar, la puerta que se encontraba a mi costado se abrió, mi cuerpo cayó aturdido.
Recuerdo reaccionar al ser golpeada.
Golpeada por las rocas, las olas y el metal.

Mi cuerpo horizontal, paralizado, rígido, adolorido, no podía expresar el abismal nudo de angustia que emergía desde el interior.
Lágrimas en horizontal, lágrimas contenidas.

Mar

“Hay un océano entre medio.
Hay una inmensidad de sal.
Hay un mar que se traga todo y me está devorando.”

Chilco, Daniela Catrileo.

Habito en una isla, por lo tanto tengo un vínculo permanente con el mar y me desenvuelvo en torno a sus tiempos y movimientos. Desde pequeña tengo el ímpetu ligado a la navegación, a situarme en el mar, a habitar el mar. De alguna forma esto es contrario a la creencia del pueblo nación al que pertenezco, puesto que somos gente de la tierra. Y en el mar se acaba la vida. 
 
Desde el conocimiento Mapuche el mar está relacionado a la muerte, y las aguas son el caudal por el cual transitan las almas para llegar a la otra vida. Isla Mocha, el territorio insular donde vivo, es el eje en donde convergen los relatos de Wallmapu.
 
La mar fue la superficie que contuvo la caída, fuimos cuerpos arrojados al mar.

Viento

El amor que viene despacito
Al amor que viene suavecito
Viene con un sueño por el viento
Viento bueno
Viene con la brisa y con el beso
Para llegar al mundo"

Ayer caché, Los Jaivas

Te siento viento
Te oigo en mis suspiros
Te beso en mis palabras
Te veo en lo que digo

Puedo ver y decir y sentir

“La pena es un tipo de enseñanza cruel. Aprendes lo poco amable que puede ser el duelo,
lo lleno de rabia que puede estar.
Aprendes lo insustancial que puede resultarte el pésame.
Aprendes lo mucho que tiene que ver la pena con el lenguaje,
con la incapacidad del lenguaje y con la necesidad del lenguaje.

Sobre el duelo, Chimamanda Ngozi Adiche

Pienso en su muerte, repaso en mi mente ese día. Recuerdo su mirada, recuerdo mirarnos cuando precipitaba la avioneta. Me pregunto qué habrá pasado en ese momento por su cabeza. Ingenuamente creí que no habíamos alcanzado suficiente altura y pensé en que sobreviviríamos. Perdí la conciencia, cuando reaccioné estábamos en el agua. Recuerdo tenerlo en mis brazos, recuerdo perder su cuerpo debido a la fuerza de una ola.

 

Vivimos un amor fulminante y una muerte abrupta.

 

Los rituales occidentales actuales generaron una acción contraria a la creencia mapuche, trasladaron su cuerpo a través del océano pacífico, desde la Isla Mocha al continente. Una parte de él se encuentra junto a mí. Él me regaló su corazón, lo puedo sentir, late en mi pecho, en mis labios, en mis manos.

El Tiempo

“Qué rápido ha cambiado mi vida, que
despiadado es el cambio y, sin embargo,
con qué lentitud me adapto.”

Sobre el duelo, Chimamanda Ngozi Adiche

Soy consciente del paso de las horas, pero no de los días, ni menos de los meses.
Deseo resistirme al paso del tiempo.
Deseo impulsar una república independiente paralizada.
Una comunidad paralizada.
Una isla paralizada.
Me indigna que la gente continúe viviendo como si nada hubiese pasado.
Me molesta tener que continuar.

 

Por favor detengan el mundo que me quiero bajar.

 

Invisibilizar

“Simplemente no quiero hablar.
Guardar silencio por tres meses hasta que algo se desdibuje en los espacios.
Luego vienen preguntando por el mutismo,
por la vuelta que encierra cuando no hay lenguas
y se devoran los últimos dientes en su jaula.”

El territorio del viaje, Daniela Catrileo.

Negar, anular, invisibilizar, es una práctica común entre los comunes. Desde que soy consciente me he enfrentado a esta estrategia de poder.

 

Decidí tomar distancia, permitirme habitar el silencio con la intención de comprender.
He permanecido en silencio, por miedo.

 

En mí hay temor.

 

Ignorar las peticiones me vuelve un ser ausente.
Ha invitado al hostigamiento.

 

Distancia
Silencio

Lo Tangible

Queremos escribir los nombres de nuestros muertos, 
registrar su paso por esta tierra.
Pronunciar cada letra hasta que el sonido 
deje de ser un eco al interior del cuerpo y se propague a otros.
No importa su fugacidad, importa su insistencia. 
Él estuvo aquí, él tomó mi mano.”
 
Chilco, Daniela Catrileo.

El día 23 de abril del año 2023, junto a mi pareja, Edison Gerardo Villa Ortiz nos propusimos viajar a la localidad de Cañete debido a que él requería de atención médica especializada.
Este viaje fue coordinado por la profesional de la posta de salud rural de Isla Mocha para trasladarnos en la aeronave de Juan Carlos Paul Retamal, quien prestaba servicios al departamento de Salud de la Municipalidad de Lebu como “avioneta ambulancia”.
Alrededor de las 14:00 horas iniciamos el viaje.
Inmediatamente después del despegue, cuando la avioneta llegó al final de la pista, giró hacia el continente, fue allí cuando se detuvo el motor y el silencio absoluto se expandió.
Precipitamos en dirección al mar.
Nos estrellamos con una roca.

Derecho a la Verdad

“En el fondo de mí veo temor
y veo sospechas”
 
Charlie Garcia, Influencia.
 
 

Apelo al derecho a la verdad.
La búsqueda, la indagación.
Espera abrumadora.
Sospecho sin certezas.

 

Los protocolos investigativos me tienen expectante sobre la causa del accidente.
Deseo leer cada letra del informe, fijar mi retina al papel.
Exijo saber.

Lo Político

“Un cuerpo que en su emergencia cambia el sentido de lo público, lo privado, lo íntimo y, por ello, altera la democracia y la justicia.”

Adicta Imagen, Alejandra Castillo.

¿A quién se puede responsabilizar de la caída de una avioneta?

¿Ante qué se vio enfrentado el piloto?

¿Por qué se detuvo el motor justo después de despegar?

¿Qué sucedió con el combustible?

¿Qué responsabilidad existe por parte del departamento de salud de la municipalidad de Lebu al mantener un contrato de prestación de servicios con el piloto, rol que cumplía el día del accidente? 

¿Qué seguridad puede entregar el sistema a los usuarios ante una emergencia, y posterior catástrofe ligada a la salud?

¿Cuál es la responsabilidad de la Dirección General de Aeronáutica Civil? 

¿Qué ignoraron ese día?

¿De qué forma puede responder el Estado ante el abandono histórico en el territorio insular y la nula regulación e inspección del cumplimiento de los servicios básicos y garantías constitucionales?

¿Por qué a un año del siniestro no existen respuestas?

¿Cuánto tiempo debo esperar para conocer la verdad?

¿Cuál es el tiempo estipulado para finalizar el informe de un siniestro de tal magnitud?



“Simplemente no quiero hablar. Guardar silencio 

por tres meses hasta que algo se desdibuje en los 

espacios. Luego vienen preguntando por el mutismo, 

por la vuelta que encierra cuando no hay lenguas y se 

devoran los últimos dientes en su jaula.


Y pienso bajo una mesa, en el pliegue del mantel.

Recorro sus cuerpos con el meñique de mi ojo, hablo

hacia dentro como quien dispara al pájaro del silabario, 

revolcado entre mis pulmones y sus ramas.

Invento un misterio, alguna enfermedad que no me 

haga repetir que desde aquí no es necesaria la 

onomatopeya, ni la canción de sus hombros. Y todos se

callan, mi madre quiere llorar. Nadie entiende mis

palabras que no se escuchan. 


Estoy gritando hacia mi costado, lamiendo sílabas que 

rebotan a las encías. Me gustaría empujar un acordeón

por la boca y que al menos así salga una canción, una

nota con rabia desde el estómago. Hablar desde el

estómago, como los ventrílocuos, uno que habla desde el 

otro y así no tener que dar explicaciones. Porque nada es 

interesante ahora, ni las palabras que eran mi vida.

Todo se fatigó con el último nombre que dijo adiós.”

 

El territorio del viaje, Daniela Catrileo.


Daniela Meliantulafken, abril 2024.

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